El poblamiento de Tandilia: una historia de 15000 años

Texto: Selene Arislur – Becaria CONICET- Licenciada en Ciencias Antropológicas con orientación en Arqueología

¿Cómo se define qué momentos de la(s) historia(s) son importantes para ser conmemorados? ¿Qué implica socialmente relatar ciertos hechos y referentes? ¿Cuánto nos identifican? ¿Qué experiencias de vida, prácticas y conocimientos quedan silenciados?
La Arqueología es una de las disciplinas científicas que construye narrativas sobre el pasado humano de un territorio. Lo hace, principalmente, a través del estudio de los materiales y contextos que fueron habitados a lo largo del tiempo. Estos relatos aportan a la construcción de imaginarios sociales y tienen la potencia de motivar procesos de identificación y diferenciación en grupos sociales del presente. Por eso, la importancia de desempeñar prácticas científicas situadas en los contextos actuales de trabajo, atentas a los conflictos, las desigualdades y las implicancias sociales de las mismas.
El actual partido de Tandil forma parte del sistema serrano de Tandilia. Las investigaciones arqueológicas, llevadas a cabo por distintos equipos a lo largo de décadas, permiten contar una historia de ocupación indígena muy profunda, con más de 12.000 años de antigüedad.
Desde el poblamiento y hasta los procesos de conquista y colonización española, los grupos indígenas que habitaron el paisaje de Tandilia tuvieron un modo de vida denominado desde la ciencia como “cazador recolector”. En general, se considera que las comunidades que habitaban una misma región estaban unidas por relaciones de parentesco y afinidad. La reproducción de la vida al interior de los grupos se sostenía por relaciones de reciprocidad y la primacía de la igualdad bajo un vínculo sustentable con el territorio reconocido como propio. Asimismo, estos grupos mantenían circuitos de movilidad, basados en traslados periódicos y organizados, práctica social denominada nomadismo. Estos movimientos respondían a cuestiones vinculadas con la obtención de recursos, así como, con la circulación de conocimientos y materiales, con encuentros, ceremonias y rituales, con formas de organizar el espacio y la sacralización de lugares.
En el partido de Tandil contamos con muchos lugares y materialidades que dan cuenta de este habitar humano, de la significancia del paisaje serrano, de prácticas, conocimientos y elecciones sociales. Particularmente, en Barker y La Numancia (partido de Tandil) se encuentran las canteras y talleres indígenas de la roca más elegida a lo largo de estos 12.000 años para realizar los instrumentos de talla, como por ejemplo, puntas de proyectil. Incluso sabemos que los primeros grupos que poblaron esta zona, no sólo eligieron esta materia prima por sobre otras, sino que seleccionaron las de colores frente a las blancas de mayor disponibilidad e igual calidad para la talla. Las canteras coloreadas se encuentran muy acotadas espacialmente en La Numancia, Tandil. Esto da cuenta de un conocimiento muy profundo del paisaje serrano. Las tareas de extracción realizadas en estas canteras permiten pensar en tareas colectivas y trabajos cooperativos de muchas personas, que además, implementaron varias estrategias para fragmentar las masas de roca, como el uso de fuego. A su vez, esta misma roca circuló por puntos distantes de la actual provincia de Buenos Aires y provincias vecinas, permitiendo pensar en redes de intercambio sostenidas entre grupos a través del tiempo y el espacio.
Los estudios sobre bolas de boleadoras y artefactos de molienda encontrados en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires, proponen que, si bien existe una variabilidad en la elección de rocas para confeccionar estos instrumentos, también encuentran mayor representación de una en particular. A partir del trabajo de campo y la información geológica se determinó que las fuentes potenciales de esta roca se concentran en la zona central de las sierras de Tandilia: Sierra del Tigre, Cerro Calvario, Cerro Tandileofú, Sierra del Tandil, Valle del picapedrero, Sierras Alta de Vela, en Tandil.
Actualmente se encuentran en estudio 13 lugares nuevos, ubicados en distintos puntos de Tandil, con evidencias de materialidades diversas como cerámica, rocas talladas, molienda, restos de fauna. El estudio de las rocas con evidencias de manufactura y/o uso revalida las elecciones sociales en las materias primas, al mismo tiempo que permite seguir trazando redes de circulación de personas, conocimientos y objetos.
Entonces, si la historia de ocupaciones humanas del actual partido de Tandil tiene miles de años ¿por qué celebrar la instalación de un fuerte de avanzada militar como hito fundacional? ¿Qué implicancias tiene pensarnos e indagar más allá del bicentenario?